Derecho-UNAM: ¿Avanzar o retroceder?
Francisco Juárez
Entre más se analiza el Plan de Trabajo de Edgar Corzo para la Dirección de la Facultad de Derecho de la UNAM, mayores son las dudas sobre las razones que tuvo la Rectoría para incluirlo en la terna de la que surgirá el siguiente director, o directora, de la principal escuela de Derecho del país.
Corzo ya contendió, y perdió, dos veces por la Dirección del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ). A pesar de ello hay que destacar que el Plan de Trabajo que presentó en su más reciente intento de dirigir el IIJ, en 2022, es más completo y está mejor desarrollado que el presentado ahora, en 2024, para dirigir la Facultad de Derecho. El primero tiene 31 páginas y el segundo, apenas 25.
Lo curioso es que mientras la Facultad de Derecho tiene más de 1,500 profesores, más de 17 mil alumnos en licenciatura y alrededor de 1,800 en postgrado, un total superior a los 20 mil integrantes, el IIJ es una comunidad académica con 155 investigadores, sin alumnos en cursos más allá de diplomados, y unos cuantos directivos y administrativos. En el IIJ hay cerca de 200 personas y en la Facultad de Derecho hay 100 veces más. Sin embargo para Edgar Corzo, Jurídicas mereció 31 páginas de plan de trabajo, mientras que para la gigantesca Facultad de Derecho apenas presentó 25 páginas.
Todavía más curioso es que Corzo proponga, en su Plan de Trabajo, aplicar un diagnóstico para conocer las problemáticas de la Facultad que piensa dirigir. Es decir, no conoce aún ni los problemas, ni los avances, ni las fortalezas de la institución, pero quiere dirigirla para diagnosticar y establecer líneas de acción. La Dirección de cualquier facultad de la UNAM no es un lugar para hacer diagnósticos y aprender a dirigir, pues no es un laboratorio para experimentar sino una comunidad en la que se preparan alumnos, que no conejillos de indias, para ser profesionistas. Para la Junta de Gobierno debe ser claro que la improvisación no es un valor universitario, sino un defecto que la UNAM no puede permitirse en ninguna de sus comunidades académicas.
Ahí no terminan las muestras de desconocimiento de la Facultad que busca dirigir el doctor Corzo. Cuando en su Plan de Trabajo habla de Movilidad Estudiantil, alegremente admite “No hemos visto, quizá por no haber investigado bien, que esta opción se hubiera puesto en práctica”. Efectivamente, es un investigador que no investigó bien, pues la Movilidad Estudiantil está vigente en la Facultad y se practica a través de dos programas de la UNAM: Ecoes para intercambios nacionales y DGECI para intercambios internacionales. Sólo en 2023, 26 estudiantes de la Facultad de Derecho cursaron estancias en otras sedes fuera del país y 27 alumnos externos llegaron a Derecho a hacer lo mismo. Entre 2016 y 2023, 428 estudiantes de la Facultad salieron a otras universidades, y 431 llegaron de otras instituciones a cursar un semestre. Eso, está claro, Corzo tampoco lo sabe y sin embargo, está en la terna para dirigir la carrera con más alumnos de toda la UNAM.
Aún hay más. Edgar Corzo propone utilizar la plataforma informática del Sistema de Educación a Distancia, para auxiliar en el sistema “presencial”, cuyo nombre correcto es Escolarizado. Esa propuesta sería innovadora si no fuera porque está vigente desde 2017 en la Facultad de Derecho y cada semestre ha beneficiado a cientos, si no es que miles de estudiantes. Por supuesto, para saberlo es indispensable conocer el funcionamiento general de la Facultad, incluyendo sus divisiones: Sistema Escolarizado, Educación A Distancia, Educación Abierta y Educación Continua, y no únicamente asistir cuatro horas por semana a sus aulas.
La gran duda, y preocupación también, que deberá despejar y responder la Junta de Gobierno de la UNAM es, por qué si en los dos últimos procesos de relevo del Instituto de Investigaciones Jurídicas, una comunidad de apenas 155 investigadores y un puñado de directivos, Edgar Corzo no fue considerado un perfil idóneo, hoy se le ve como alguien adecuado para la Facultad de Derecho; una comunidad de 20 mil integrantes, 100 veces más grande y compleja que Investigaciones Jurídicas.
¿Se trata de hacer avanzar o de frenar y hacer retroceder a la Facultad de Derecho? Es pregunta.