“Tiempo de Salmones”: la luminosa travesía de Edmundo Salas Garza por las aguas profundas de la memoria y la historia

Como un río que desanda el tiempo, como un salmón que regresa a las fuentes más recónditas de su origen, así se presenta Tiempo de salmones, la más reciente obra del escritor mexicano Edmundo Salas Garza, un libro que irrumpe con fuerza en el panorama literario nacional por la belleza de su prosa y la densidad ética de su mirada. Lejos de los moldes convencionales de la crónica o la autobiografía, Salas Garza entrega un relato de inusitada riqueza narrativa que funde con maestría los recuerdos personales con los grandes acontecimientos de la historia mexicana reciente, dando como resultado una pieza de altísima literatura y honda verdad.
En esta obra conmovedora y desafiante, el autor invita al lector a sumergirse en una memoria dúctil, casi líquida, moldeada por la experiencia y el tiempo, que avanza entre los corredores del poder y las grietas íntimas del alma. Tiempo de salmones no es una confesión ni un ajuste de cuentas: es un canto de resistencia y lucidez, una exploración valiente por los pliegues de una vida en la que lo político y lo humano se entretejen con potencia narrativa.
Edmundo Salas Garza transita en estas páginas por episodios clave de la vida pública mexicana —la insurrección zapatista, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, la transformación del aparato de seguridad nacional—, no como un testigo ajeno, sino como un protagonista discreto que, sin aspavientos, nos revela los engranajes ocultos del poder, la lucha interna por no claudicar ante la corrupción, y la permanente búsqueda de una ética que no se rinde. Es, también, una obra donde la introspección encuentra un cauce fértil, convirtiendo cada página en una reflexión sensible sobre la identidad, el exilio, la dignidad y el sentido del deber.
Pero el relato se vuelve aún más fascinante con la aparición —fantasmagórica, simbólica, profundamente literaria— de su abuelo Jesús Salas Barraza, figura histórica recordada por su participación en el asesinato de Francisco Villa. Este legado, oscuro y magnético, se transforma en un eje simbólico del libro, una brújula que lleva al autor a confrontar las preguntas esenciales sobre la justicia, la redención y el peso de la historia familiar en la conciencia individual. Así, lo que podría ser una simple anécdota deviene metáfora de un país y de una época.
Salas Garza escribe con la serenidad de quien ha vivido intensamente, con el pulso firme de quien ha observado de cerca el rostro múltiple del poder, y con el corazón abierto de quien no teme revelarse en su fragilidad. Su estilo, a ratos confesional y por momentos agudamente analítico, es siempre elegante, cuidado, y profundamente evocador. En cada línea hay una mirada honesta, en cada escena, una invitación a reflexionar sobre los caminos recorridos y las huellas que dejan.
Tiempo de salmones no sólo es un libro: es una ofrenda al lector atento, una travesía por las aguas turbulentas de la historia mexicana que no renuncia jamás a la claridad moral ni al amor por la palabra bien dicha. Es, en suma, el testimonio de un hombre que, como los salmones que dan nombre al título, nada contra la corriente sin dejar de mirar con esperanza la fuente original.
Obras como esta no abundan. Son faros en medio de la bruma, que iluminan con ternura y lucidez los laberintos de la historia y del alma. En la voz serena y valiente de Edmundo Salas Garza, la literatura mexicana encuentra una nueva cima, y el lector, una brújula para entender mejor el país que fuimos, que somos, y que acaso podemos llegar a ser.